-El loco:-Debes de estar cansado de permanecer inmóvil en este solitario campo- dijo un día a un espantapájaros.
-El espantapájaros:- La dicha de asustar es profunda y duradera, nunca me cansa- me dijo.
Tras un minuto de reflexión le dije:
-El loco:- Es verdad, pues yo también he conocido esa suerte de fortuna, pero lo he olvidado de alguna manera, no tengo recuerdos sobre ello, solo tengo el conocimiento suficiente para poder decir que lo he experimentado.
-El loco:-Debes de estar cansado de permanecer inmóvil en este solitario campo- dijo un día a un espantapájaros.
-El espantapájaros:- La dicha de asustar es profunda y duradera, nunca me cansa- me dijo.
Tras un minuto de reflexión le dije:
-El loco:- Es verdad, pues yo también he conocido esa suerte de fortuna, pero lo he olvidado de alguna manera, no tengo recuerdos sobre ello, solo tengo el conocimiento suficiente para poder decir que lo he experimentado.
El espantapájaros también se tomó su tiempo para encontrar las palabras exactas y me respondió:
-El espantapájaros:- Es algo extraño en mi caso también; aquel sentimiento permanece en mí desde que puedo recordar.
-El loco:-Pero aun así ¿Acaso no debes tener la conciencia suficiente de tu soledad y de la nada que te rodea para valorar de tal la satisfacción del susto?
El espantapájaros se rio.
-El espantapájaros:- La satisfacción del poder-dijo con una voz cada vez más gruesa-siempre habrá cuervos.
El espantapájaros soltó una estruendosa carcajada; sus ojos negros de botón se volvían lentamente un infinito vacío, una nada que me consumía poco a poco en un estado atónito. Cuando por fin conseguí decir palabra, esta se oyó en forma de graznido. Al alzar la vista me observe a mí mismo parado en un campo desierto, pero no era yo. Es imposible. Yo soy yo. Antes de poder pensar en algo más me interrumpí (o mejor dicho me interrumpió ese yo lejano y ajeno) .Quien sea que estuviese allí en mi cuerpo y en donde sea que este yo en todo caso, una voz se escuchó:
-Siempre habrá cuervos que asustar-
Sonrió (¿Sonreí?). Un viento con arena me hizo cerrar los ojos. Sentí un rasguño. Cuando volví a abrir los ojos estaba frente a un espejo.
//alex
El loco y el espantapájaros
Autor: Oriana Luz
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Cuento publicado el 12 de Enero de 2019
-El espantapájaros:- La dicha de asustar es profunda y duradera, nunca me cansa- me dijo.
Tras un minuto de reflexión le dije:
-El loco:- Es verdad, pues yo también he conocido esa suerte de fortuna, pero lo he olvidado de alguna manera, no tengo recuerdos sobre ello, solo tengo el conocimiento suficiente para poder decir que lo he experimentado.
-El espantapájaros:- La dicha de asustar es profunda y duradera, nunca me cansa- me dijo.
Tras un minuto de reflexión le dije:
-El loco:- Es verdad, pues yo también he conocido esa suerte de fortuna, pero lo he olvidado de alguna manera, no tengo recuerdos sobre ello, solo tengo el conocimiento suficiente para poder decir que lo he experimentado.
El espantapájaros también se tomó su tiempo para encontrar las palabras exactas y me respondió:
-El espantapájaros:- Es algo extraño en mi caso también; aquel sentimiento permanece en mí desde que puedo recordar.
-El loco:-Pero aun así ¿Acaso no debes tener la conciencia suficiente de tu soledad y de la nada que te rodea para valorar de tal la satisfacción del susto?
El espantapájaros se rio.
-El espantapájaros:- La satisfacción del poder-dijo con una voz cada vez más gruesa-siempre habrá cuervos.
El espantapájaros soltó una estruendosa carcajada; sus ojos negros de botón se volvían lentamente un infinito vacío, una nada que me consumía poco a poco en un estado atónito. Cuando por fin conseguí decir palabra, esta se oyó en forma de graznido. Al alzar la vista me observe a mí mismo parado en un campo desierto, pero no era yo. Es imposible. Yo soy yo. Antes de poder pensar en algo más me interrumpí (o mejor dicho me interrumpió ese yo lejano y ajeno) .Quien sea que estuviese allí en mi cuerpo y en donde sea que este yo en todo caso, una voz se escuchó:
-Siempre habrá cuervos que asustar-
Sonrió (¿Sonreí?). Un viento con arena me hizo cerrar los ojos. Sentí un rasguño. Cuando volví a abrir los ojos estaba frente a un espejo.
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