Pipilinita
Autor: Juan Francisco Carrillo Ipanaqué
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Estaba la niña Pipilinita, en su cuarto (que es del tamaño de mi salón de clases) sentada en una sillita, escribiendo en una máquina de escribir; parecía una secretaria. Escribió la palabra muñeca y… vaya sorpresa, junto a ella apareció una muñeca. Ahora, sintió más ganas de escribir; escribió televisor y muy cerca de ella apareció un televisor, escribió carpeta y apareció una carpeta, escribió estante y apareció un estante como de metro y medio, de metal; escribió bicicleta y apareció una bicicleta. Se entusiasmó tanto, que luego escribió computadora y apareció una computadora. Posteriormente escribió libros y aparecieron libros, muchos libros; se preocupó, pero no cesó de escribir, escribió flores y aparecieron muchas flores que lentamente abrieron sus pétalos y comenzaron a ocupar los pocos espacios que quedaban en el cuarto. Pipilinita, a sus 8 años, quiso probar una vez más, y escribió peces, y aparecieron muchos peces, incontables peces, que sumados a todos los otros pedidos de la niña, la ahogaron y para siempre.
Estaba la niña Pipilinita, en su cuarto (que es del tamaño de mi salón de clases) sentada en una sillita, escribiendo en una máquina de escribir; parecía una secretaria. Escribió la palabra muñeca y… vaya sorpresa, junto a ella apareció una muñeca. Ahora, sintió más ganas de escribir; escribió televisor y muy cerca de ella apareció un televisor, escribió carpeta y apareció una carpeta, escribió estante y apareció un estante como de metro y medio, de metal; escribió bicicleta y apareció una bicicleta. Se entusiasmó tanto, que luego escribió computadora y apareció una computadora. Posteriormente escribió libros y aparecieron libros, muchos libros; se preocupó, pero no cesó de escribir, escribió flores y aparecieron muchas flores que lentamente abrieron sus pétalos y comenzaron a ocupar los pocos espacios que quedaban en el cuarto. Pipilinita, a sus 8 años, quiso probar una vez más, y escribió peces, y aparecieron muchos peces, incontables peces, que sumados a todos los otros pedidos de la niña, la ahogaron y para siempre.
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