Los mutantes. Cuentos cortos fantásticos


Los mutantes

Autor: Rafael Téllez

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Cuento publicado el 12 de Septiembre de 2013


Desde hacía un par de semanas venían desapareciendo animales domésticos y ganado de diferentes granjas del norte, sobretodo de la comunidad autónoma de Cantabria, pero también de Vizcaya, del este de Asturias y de algunas partes de Burgos y Palencia. Varios grupos de cazadores hacían guardia y patrullaban por los campos, pero aún sin resultado. La gota que hizo rebosar el vaso fue la desaparición de tres niños en Santillana del Mar. La búsqueda fue intensiva. Parte del pueblo, hombres y mujeres, policías y militares; todos buscaban, todos los alrededores fueron visitados. Una noche, cuando la mayoría de los vecinos se hallaban en brazos de Morfeo, un grupo de soldados que formaban parte de una patrulla de exploración, detuvieron a dos raros jóvenes cuando intentaban saltar la cerca de una granja. Los jóvenes vestían pieles de corderos. Iban descalzos y en los pies tenía sólo tres dedos. En las manos tenían siete dedos con largas uñas. La cara de los muchachos era delgada, casi sin carne, ojos undidos y de un color verdusco claro, la boca era bastante grande y con largos dientes, nariz chata y orejas largas.

-“¿Podéis hablar? ¿Sabéis español?” - preguntó el comisario.
-“Nosotros más español. Pero, menos euskera” - contestó el mayor de ellos.
-“¿Adonde ibáis a estas horas de la noche?”
-“Nosotros buscar comida.”
-“La comida se compra, no se roba.” - explicó el comisario.
-“Nosotros cazar, pero ahora no haber caza.”
El comisario hizo una seña con la mano derecha a un médico de la inspección de Sanidad. Éste se acercó a los muchachos y estuvo observándolos durante un buen rato.
-“Señor comisario; creo que hay que llevarlos a una clínica.” - dijo - “Tienen caracterícticas de seres humanos, pero exteriormente, parecen animales. Sus caras y sus extremidades no concuerdan con el género humano.”

Los jóvenes fueron internados en una clínica de Santander. Médicos especializados vinieron de diferentes puntos de España y, durante varios meses, estuvieron estudiando a los jóvenes. El resultado fue explicado a las autoridades competentes y el caso pasó a gobierno español.
-“Según los resultados, los jóvenes son descendientes de seres humanos, por lo tanto ellos también son humanos, aunque con mutaciones evidentes. Nadie puede dudar de sus facciones ni de sus extremidades, pero el interior muestra todas las características de cualquiera de nosotros.” - el profesor Robles explicaba todo a un grupo de personas asistentes al congreso especial. - “Creo que hay que indagar si hubiera más individuos con las mismas características.”
Después de la conferencia, se reunieron en la sala central del hotel, se sentaron en una larga mesa y trataron el caso con detenimiento.
-“Hay que preguntar a los muchachos si hay más miembros, más familiares, dónde viven, etc.” - dijo un coronel - “Después ya veremos lo que se hace.”
-“¿Cree usted que los muchachos serán sinceros?” - preguntó el comisario de policía.
-“Hasta ahora lo han sido. No veo porqué ahora no lo van a ser.”

Los muchachos aún estaban en la clínica. Cuatro enfermeros fueron a por ellos y los llevaron a presencia de un médico y del comisario. Este último fue el primero en la interrogación.
-“¿Tenéis nombre? ¿Quién quiere decir adonde tenéis vuestra vivienda?”
-“Sí. Nosotros tener nombres.” - contestó el que parecía el mayor de ellos. - Mi nombre es Nico o Nicolás. Mis amigos se llaman Pedro y Miguel. Nosotros vivir con familia en cueva cerca de pueblo Santillana del Mar. Ningún hombre extraño visita cueva.”
-“¿Tienes padre y madre?”
-“Yo no tener padre, si madre. Mis amigos si tener padre y madre. No abuelos. Todos muertos.”
A una señal del comisario, los enfermeros llevaron a los jóvenes a sus habitaciones. El comisario y el médico fueron al despacho de este último.
-“Me parece que la vivienda es la famosa cueva de Altamira.”
-“¡Ya!” - exclamó el comisario - “¿Qué otra puede ser?”

Una expedición de espeleólogos, protegidos por una sección militar y dos parejas de policías con un cabo. Hacía años que la entrada a la cueva estaba prohibida, pero ahora...’
En el interior de la cueva encontraron una decena de personas con, más o menos, las características de los muchachos. Seis de ellos eran jóvenes, la otra mitad eran adultos, pero ninguno era viejo. Cuando los sacaron de la cueva no prestaron resistencia alguna. Los soldados descubrieron en las cercanías unas tumbas. Sacaron algunos huesos y lo llevaron al laboratorio. Todo fue analizado. Los huesos eran de los familiares fallecidos desde su estancia en la cueva.

-“Desde cuando viven en esa cueva.”
-“Mucho tiempo. Muchos años. Padres venir de parte norte. Nosotros nacer en cueva, hijos también. Nosotros no matar a gente. Nosotros alimentar de animales.” - el hombre que hablaba tendría entre treinta a cuarenta años. Mayores no había en el grupo.
-“¿Por qué ustedes viven en la cueva? Las personas viven en casas.”
-“Nosotros no personas normales. Nosotros son un grupo raro.”


Hacía un siglo aproximadamente, un volcán entró en erupción en los Pirineos Occidentales. La ceniza volcánica cayó sobre una escuela cerca de San Sebastián. Casi todos los alumnos murieron al respirar los venenos de la ceniza. Unos cuantos chicos y chicas escaparon hacia el sur. Los que sobrevivieron la marcha llegaron a la cueva de Altamira y allí se refugiaron. Como la entrada a la cueva estaba prohibida nadie los descubrió y allí vivieron, alimentándose de verduras y algunos animales silvestres, como conejos, ardillas y pájaros. Los chicos y chicas fueron creciendo y se hicieron hombres y mujeres. Tuvieron hijos en abundancia y éstos también se hicieron adultos y tuvieron hijos. Los de la primera generación fueron muriendo. Los de la segunda generación no vivían todos, pero unos pocos aún vivían.
El grupo había ido cambiando su fisonomía a los largo de los años o a causa del veneno del volcán o por ambas cosas.

Los tres jóvenes fueron incorporados a sus familiares. A todos se les dieron viviendas y con los años se esperaba que fueran cambiando sus facciones para de nuevo convertirse en seres humanos normales.

Los mutantes

Desde hacía un par de semanas venían desapareciendo animales domésticos y ganado de diferentes granjas del norte, sobretodo de la comunidad autónoma de Cantabria, pero también de Vizcaya, del este de Asturias y de algunas partes de Burgos y Palencia. Varios grupos de cazadores hacían guardia y patrullaban por los campos, pero aún sin resultado. La gota que hizo rebosar el vaso fue la desaparición de tres niños en Santillana del Mar. La búsqueda fue intensiva. Parte del pueblo, hombres y mujeres, policías y militares; todos buscaban, todos los alrededores fueron visitados. Una noche, cuando la mayoría de los vecinos se hallaban en brazos de Morfeo, un grupo de soldados que formaban parte de una patrulla de exploración, detuvieron a dos raros jóvenes cuando intentaban saltar la cerca de una granja. Los jóvenes vestían pieles de corderos. Iban descalzos y en los pies tenía sólo tres dedos. En las manos tenían siete dedos con largas uñas. La cara de los muchachos era delgada, casi sin carne, ojos undidos y de un color verdusco claro, la boca era bastante grande y con largos dientes, nariz chata y orejas largas.
-“¿Podéis hablar? ¿Sabéis español?” - preguntó el comisario.
-“Nosotros más español. Pero, menos euskera” - contestó el mayor de ellos.
-“¿Adonde ibáis a estas horas de la noche?”
-“Nosotros buscar comida.”
-“La comida se compra, no se roba.” - explicó el comisario.
-“Nosotros cazar, pero ahora no haber caza.”
El comisario hizo una seña con la mano derecha a un médico de la inspección de Sanidad. Éste se acercó a los muchachos y estuvo observándolos durante un buen rato.
-“Señor comisario; creo que hay que llevarlos a una clínica.” - dijo - “Tienen caracterícticas de seres humanos, pero exteriormente, parecen animales. Sus caras y sus extremidades no concuerdan con el género humano.”

Los jóvenes fueron internados en una clínica de Santander. Médicos especializados vinieron de diferentes puntos de España y, durante varios meses, estuvieron estudiando a los jóvenes. El resultado fue explicado a las autoridades competentes y el caso pasó a gobierno español.
-“Según los resultados, los jóvenes son descendientes de seres humanos, por lo tanto ellos también son humanos, aunque con mutaciones evidentes. Nadie puede dudar de sus facciones ni de sus extremidades, pero el interior muestra todas las características de cualquiera de nosotros.” - el profesor Robles explicaba todo a un grupo de personas asistentes al congreso especial. - “Creo que hay que indagar si hubiera más individuos con las mismas características.”
Después de la conferencia, se reunieron en la sala central del hotel, se sentaron en una larga mesa y trataron el caso con detenimiento.
-“Hay que preguntar a los muchachos si hay más miembros, más familiares, dónde viven, etc.” - dijo un coronel - “Después ya veremos lo que se hace.”
-“¿Cree usted que los muchachos serán sinceros?” - preguntó el comisario de policía.
-“Hasta ahora lo han sido. No veo porqué ahora no lo van a ser.”

Los muchachos aún estaban en la clínica. Cuatro enfermeros fueron a por ellos y los llevaron a presencia de un médico y del comisario. Este último fue el primero en la interrogación.
-“¿Tenéis nombre? ¿Quién quiere decir adonde tenéis vuestra vivienda?”
-“Sí. Nosotros tener nombres.” - contestó el que parecía el mayor de ellos. - Mi nombre es Nico o Nicolás. Mis amigos se llaman Pedro y Miguel. Nosotros vivir con familia en cueva cerca de pueblo Santillana del Mar. Ningún hombre extraño visita cueva.”
-“¿Tienes padre y madre?”
-“Yo no tener padre, si madre. Mis amigos si tener padre y madre. No abuelos. Todos muertos.”
A una señal del comisario, los enfermeros llevaron a los jóvenes a sus habitaciones. El comisario y el médico fueron al despacho de este último.
-“Me parece que la vivienda es la famosa cueva de Altamira.”
-“¡Ya!” - exclamó el comisario - “¿Qué otra puede ser?”

Una expedición de espeleólogos, protegidos por una sección militar y dos parejas de policías con un cabo. Hacía años que la entrada a la cueva estaba prohibida, pero ahora...’
En el interior de la cueva encontraron una decena de personas con, más o menos, las características de los muchachos. Seis de ellos eran jóvenes, la otra mitad eran adultos, pero ninguno era viejo. Cuando los sacaron de la cueva no prestaron resistencia alguna. Los soldados descubrieron en las cercanías unas tumbas. Sacaron algunos huesos y lo llevaron al laboratorio. Todo fue analizado. Los huesos eran de los familiares fallecidos desde su estancia en la cueva.

-“Desde cuando viven en esa cueva.”
-“Mucho tiempo. Muchos años. Padres venir de parte norte. Nosotros nacer en cueva, hijos también. Nosotros no matar a gente. Nosotros alimentar de animales.” - el hombre que hablaba tendría entre treinta a cuarenta años. Mayores no había en el grupo.
-“¿Por qué ustedes viven en la cueva? Las personas viven en casas.”
-“Nosotros no personas normales. Nosotros son un grupo raro.”

Hacía un siglo aproximadamente, un volcán entró en erupción en los Pirineos Occidentales. La ceniza volcánica cayó sobre una escuela cerca de San Sebastián. Casi todos los alumnos murieron al respirar los venenos de la ceniza. Unos cuantos chicos y chicas escaparon hacia el sur. Los que sobrevivieron la marcha llegaron a la cueva de Altamira y allí se refugiaron. Como la entrada a la cueva estaba prohibida nadie los descubrió y allí vivieron, alimentándose de verduras y algunos animales silvestres, como conejos, ardillas y pájaros. Los chicos y chicas fueron creciendo y se hicieron hombres y mujeres. Tuvieron hijos en abundancia y éstos también se hicieron adultos y tuvieron hijos. Los de la primera generación fueron muriendo. Los de la segunda generación no vivían todos, pero unos pocos aún vivían.
El grupo había ido cambiando su fisonomía a los largo de los años o a causa del veneno del volcán o por ambas cosas.

Los tres jóvenes fueron incorporados a sus familiares. A todos se les dieron viviendas y con los años se esperaba que fueran cambiando sus facciones para de nuevo convertirse en seres humanos normales.









//alex


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