El Pólipo. Otros cuentos


El Pólipo

Autor: Tomás Carpone

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Cuento publicado el 02 de Agosto de 2011


Nací cuando menos me lo esperaba. Así, por sorpresa. Fue curioso porque mi madre no estaba embarazada ni tampoco recordaba haber tenido ninguna relación sexual reciente. Ya nací bastante crecidito. El ginecólogo y la comadrona tuvieron una sorpresa mayúscula cuando me vieron porque ya era bastante más alto que ellos. Mi madre no se sorprendió tanto por la altura como por el inesperado nacimiento. Ella se encontraba estupendamente, solo había ido a la clínica para que le hicieran un chequeo general. De entrada los médicos pensaron que yo era un pólipo en la matriz pero al auxiliar de enfermería le extrañó que un pólipo pudiera ser tan grande y decidieron intervenir. Finalmente fue una cesárea sin complicaciones. Se puede decir que salí por mi propio pie, tan tranquilamente. Yo hablaba perfectamente pero como no lloré en ningún momento el doctor igualmente me quiso azotar el culo. Me bajó el pantalón de chándal casi a la fuerza y me dio varias palmaditas en las nalgas. Me extrañó mucho que también me las besara y por este motivo me decidí a denunciarle por abuso sexual. La comadrona se excitó mucho con la escena y tuvo que abandonar el quirófano acalorada.
Nací cuando menos me lo esperaba. Así, por sorpresa. Fue curioso porque mi madre no estaba embarazada ni tampoco recordaba haber tenido ninguna relación sexual reciente. Ya nací bastante crecidito. El ginecólogo y la comadrona tuvieron una sorpresa mayúscula cuando me vieron porque ya era bastante más alto que ellos. Mi madre no se sorprendió tanto por la altura como por el inesperado nacimiento. Ella se encontraba estupendamente, solo había ido a la clínica para que le hicieran un chequeo general. De entrada los médicos pensaron que yo era un pólipo en la matriz pero al auxiliar de enfermería le extrañó que un pólipo pudiera ser tan grande y decidieron intervenir. Finalmente fue una cesárea sin complicaciones. Se puede decir que salí por mi propio pie, tan tranquilamente. Yo hablaba perfectamente pero como no lloré en ningún momento el doctor igualmente me quiso azotar el culo. Me bajó el pantalón de chándal casi a la fuerza y me dio varias palmaditas en las nalgas. Me extrañó mucho que también me las besara y por este motivo me decidí a denunciarle por abuso sexual. La comadrona se excitó mucho con la escena y tuvo que abandonar el quirófano acalorada.
Había líquido amniótico por todos lados, yo apenas lo había utilizado porque no me gustaba el sabor, y tuvimos que salir nadando. Mi madre y el doctor optaron por el estilo braza y yo me decanté por el de mariposa, pues me sentía con mucha energía.
Bajamos nadando hasta el parking donde teníamos aparcado el coche. Yo no sabía cuál era el nuestro, tengo que agradecerle muchísimo a mi madre que ella si se acordara. No sé qué haríamos sin coche viviendo en la parte alta de la ciudad. Circulábamos hacia nuestra casa, mi madre empezaba a ilusionarse con la idea de tener un hijo, cuando tuve un flechazo inesperado y me sentí profundamente atraído por uno de los caballos de nuestro Volkswagen. Era un hermoso corcel árabe que me sedujo al instante. Nos enamoramos perdidamente el uno del otro y cinco días después ya nos estábamos casando en la sede del distrito del concesionario. No conocíamos a mucha gente y a la boda solo invitamos a mi madre, la comadrona y al ginecólogo que había asistido el parto. El caballo llevaba chaqué y yo fui desnudo con unas alforjas preciosas sujetas en la cintura. La policía interrumpió la ceremonia para llevarse detenido al ginecólogo por el acoso al que me había sometido en el quirófano. Mi madre se sintió indispuesta y se marchó a la clínica para otro chequeo. Los otros tres bebimos bastante alcohol y perdimos la compostura. La comadrona tenía una sexualidad muy acentuada y enseguida se sintió atraída por la potencia de mi caballo. Aprovechando un momento que yo no miraba practicaron todas las posturas del camasutra y alguna más que improvisaron. Cuando lo descubrí tuve un disgusto enorme, me fui al hospital y me volví a meter dentro de mi madre por el primer agujero que encontré. No quería saber nada de nadie. Con tanto avance medico me han detectado atrincherado en su colón, aún y siendo el único pólipo con gafas y barba de siete días, me ha parecido oír que debo ser extirpado. Me he asustado tanto que me he despertado de golpe y ahora no sé si soy yo o es mi madre la que está soñando. No sé, estoy muy confuso, prefiero dejar de escribir.

//alex


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Últimos comentarios sobre este cuento

Fecha: 2011-08-06 10:29:07
Nombre: Ana
Comentario: Me gusto mucho y me causa mucha diversion


Fecha: 2011-08-03 05:11:45
Nombre: virginia
Comentario: Muy original el tema y la idea central del cuento. Es llevadero y me pasó que quería terminar de confirmar de quién se trataba realmente ya que tenía mis dudas porque parecía que la cosa cambiaba. Me gustó mucho. Es la literatura que me llama la atención porque te sorprende.


Fecha: 2011-08-02 14:09:08
Nombre: Carlos Alfonso
Comentario: Buena Tomas, corto pero contundente.