Fandango en la oscuridad
Autor: Luis Amador
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Pero ...
Desperté sobresaltado por el golpe de aire que violentamente abrió la ventana de mi cuarto. Una rara sensación invadió mi cuerpo al tratar de incorporarme, sentí como los músculos no respondían a mi voluntad. Cada vez que me asusto la nalga izquierda intenta encaramarse a la cadera. Al parecer huye por reflejo, ha recibido gran parte de las patadas que me han tocado. La tranquilice con un manotazo y temblorosa al igual que plato de gelatina, bajó a la altura de su hermana (la otra nalga) que brincaba como gota de agua sobre sartén caliente.
Me levante, fui a la ventana, pase el pestillo y la sacudí para estar seguro que había quedado bien cerrada. Involuntariamente desde el segundo piso de mi casa, vi a través de los cristales, el comportamiento de la noche. Negros nubarrones, como frailes encapuchados, deambulaban por el cielo fracturando la luz de la luna llena. Las copas de los arboles, sacudidas por la ventolera, reflejaban en el dorso de sus hojas enfermizos tonos lumínicos. Me aterró aquel brillo, recordé los espejuelos de mi suegra que desde su sarcófago, seca y rígida como tuza, parecía amenazarme con regresar. Trague en seco, la vieja era capaz de fugarse hasta de Satanás para regresar a descuarejingarme la vida. A proposito, nunca he entendido por que a ciertos muertos les dejan los espejuelos, creo que es como echarle una linterna en la caja.
Mire a la cama, mi esposa siempre cariñosa, dormía con la espalda vuelta hacia mi. En una ocacion le pregunté si su familia la había alimentado con ranas, quizá por eso tenia la cola tan fría.
Recompuse mi estado de animo y fui a dormir. No se cuanto tiempo paso, solo recuerdo que quise abrir los ojos y no pude, pesaban como mis deudas. Pero en compensación los parpados se convirtieron en translucidos, similar a los contra parpados que tienen las aguilas. Esa condición de vista nublada unida a la oscuridad de la habitación, filtraba al cerebro imágenes distorsionadas. Vi sombras contra la pared, dos alas grandes, una boca alargada, curva, agresiva, y patas peludas. Pensé.. Ya llego la vieja, pero de inmediato me repuse, mi suegra era mas fea.
Un silencio sepulcral ocupaba la habitación. Quise gritar para avisar a mi mujer, moverme para ayudarla a salir de allí, pero estaba vivo e inmóvil como larva de canguro. No, los canguro nacen de.. ¿implantes?.. Bueno, como sea, yo estaba tieso.
Mi torrente sanguíneo corría a la velocidad que debían haberlo hecho mis piernas, y el corazón retumbaba al estilo de tambor en bembé de Jovellanos. Un sudor mas frío que las nalgas de Anastasia me bajaba por la espalda, y los pelos del cuerpo se erizaron como tío Willy cada vez que le pido dinero prestado. Me sentí consumido por una frustración tan absurda que solo lo podría comprender una cucaracha lavandose los dientes.
Algo filoso roso mi cuello palpitante. Supe de golpe que había llegado el instante final. Nunca creí en vampiros, aparecidos, o seres de ultra tumba, me había reído de todo, pero en el umbral de lo desconocido me sumergí en el miedo, un miedo pastoso..
Mentalmente dije adiós a cuanto amaba, desde mi abuela hasta el potaje de garbanzos. Fue un relámpago de memoria recorriendo el tiempo, 32 años perdidos que se encontrarían dentro del ataúd.
Un sonido repugnante, con deliberado proposito de ser desagradable se me colo por el oído izquierdo, precisamente al que le había sacado un taco de cerumen la tarde anterior. Al parecer la bestia se dirigía rumbo a Anastasia, trataba de imitarme y eso me disgusto, era suficiente con que en mi casa hubiera un imbécil con ese gusto..
Seguro moriríamos los dos y yo deseaba ser el primero. Anastasia, es bastante sonsa, no se ubica donde debe, y cuando debe no paga. Si yo moría antes que ella llegaría al cielo primero y posiblemente con un llorado conseguiría de San Pedro una habitación con ventana a la tierra, me serviría de televisor. Alla la televisión esta prohibida porque también lo están el sexo y la violencia.
Con las drogas, terrorismo, asaltos, guerras, accidentes de trafico, stress, hambre, suicidios, cuernos, perdón los cuernos duelen pero no matan, la escalera del cielo funciona mas tupida que la inteligencia de mi jefe, por eso quería adelantarme.
Queramos o no, algún día emigraremos al cielo. Allá nos juzgan, dan ciudadanía a los que hicieron buenos tramites en la tierra, residencia diferida a cierta gente que deben ir a esperar la visa al purgatorio y al resto los mandan por el tubo de la deportación derechos al infierno.
En nuestro caso, no aspiraba a la gloria, Anastasia y yo habíamos sostenido relaciones amorosas, tan.. por donde quiera, como quiera y donde quiera, que el Kama Sutra se encogió en la Kama Nostra. Tengo entendido que eso es pecado, pero Srs. ¿Quien se aguanta cuando uno va loma abajo?. Eso si, fuimos honestos y solidarios con el dolor ajeno. Seguro el purgatorio nos acogería por algunos millonejos de años antes de pasar para el piso de arriba.
La bestia paseaba su sombra por la pared y desafinaba ululando para disfrutar su maldad. Nos torturaba antes de usarnos como cartuchos de leucocitos. Jamas desee mal a nadie, pero en aquel momento quise le salieran caries en los colmillos y rellenarselos con pasta de guayaba, o tener guachipupa en las venas para que se le aguara la fiesta.
Si en el cielo hay democracia, plantearé un proyecto de ley para que a estos tipejos los conviertan en vegetarianos. En vez de sangre chupen V-8. Es vitaminado, no duele a nadie. Mi propuesta jeringará a la madre de los tomates, pero que invente una nueva ley y pase el problema a otro. Lo del peloteo de proyectos se usa en los senados de todos los países.
De pronto un dolor agudo penetro mis costillas. Una voz ronca gritó:
- ¿Que te pasa, estas enfermo? ¡Mira eso, cagaste la cama!.
Jamas he agradecido un codazo, pero el de Anastasia fue pura vida. No diré el resto de su incriminación porque estruja la ética. Dejenme añadir que poco después la bestia paso frente a la lampara y proyecto su infausta figura de mosquito.
Aquella noche nacieron cuatro cosas. Misa espiritual para la suegra, cristal solido en vez de ventana, bolsa térmica para las nalgas de mi mujer y calzoncillo plástico para cobarde con pesadillas.
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Nombre: Ricardo
Comentario: Parece que perdà mi tiempo leyendo... ¿cuento?