Como cada mañana. Cuentos cortos románticos


Como cada mañana

Autor: Hugo Accardi

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Cuento publicado el 22 de Diciembre de 2011


Hoy, como cada mañana, vuelvo a pensar en vos. Sólo el tenerte en mi mente es el comienzo de una larga transformación corporal. Los capullos que tengo en mi panza se transforman rápidamente en cientos de mariposas que aletean sin cesar. Ya estás conmigo, te siento, te huelo y aún falta una hora para que volvamos a encontrarnos. Necesito ducharme, quiero apartarme por un momento de tu mirada, de tu sonrisa, de tus manos revolviéndome el cabello, pero cada intento resulta vano. Estaré también dentro tuyo sabiendo que falta menos para vernos? Siguen pasando los minutos, mi cuerpo vuelve a estremecerse, son los espasmos del pronto acercamiento, no molestan, los disfruto. Te diviso, ese vestido es único, deja ver perfectamente el paisaje que envuelve y es por esa razón que mi piel comienza a revelar un rojo intenso. Releo por décima vez el papel que me dejaste ayer entes de despedirnos: "Mañana seré tuya". Cruzamos nuestras respiraciones, los dos sabemos que es el día. Congelás tus ojos en los míos e inmediatamente no puedo evitar besarte y rodearte con mis brazos ante la mirada socarrona de nuestros amigos. No nos importa, ellos entienden nuestro ritual tal y como lo hacemos desde el primer segundo en el que decidimos confiar en nuestros corazones. Doy el puntapié inicial y te susurro al oído: estás segura? Tu respuesta no se hace esperar, es rápida, me conocés como nadie y estabas convencida que iba a preguntártelo: Claro, muy segura, siempre supe que eras el hombre que iba a convertirme en mujer! Y aquí estamos, tomados de la mano aguardando cumplir nuestro sueño, ese que nunca abandonamos desde el preciso instante en el que nos propusimos caminar juntos. Sólo resta que digamos: "Sí, queremos" y escuchar el aplauso general de todos los que se alegraron por vernos como marido y mujer.
Hoy, como cada mañana, vuelvo a pensar en vos. Sólo el tenerte en mi mente es el comienzo de una larga transformación corporal. Los capullos que tengo en mi panza se transforman rápidamente en cientos de mariposas que aletean sin cesar. Ya estás conmigo, te siento, te huelo y aún falta una hora para que volvamos a encontrarnos. Necesito ducharme, quiero apartarme por un momento de tu mirada, de tu sonrisa, de tus manos revolviéndome el cabello, pero cada intento resulta vano. Estaré también dentro tuyo sabiendo que falta menos para vernos? Siguen pasando los minutos, mi cuerpo vuelve a estremecerse, son los espasmos del pronto acercamiento, no molestan, los disfruto. Te diviso, ese vestido es único, deja ver perfectamente el paisaje que envuelve y es por esa razón que mi piel comienza a revelar un rojo intenso. Releo por décima vez el papel que me dejaste ayer entes de despedirnos: "Mañana seré tuya". Cruzamos nuestras respiraciones, los dos sabemos que es el día. Congelás tus ojos en los míos e inmediatamente no puedo evitar besarte y rodearte con mis brazos ante la mirada socarrona de nuestros amigos. No nos importa, ellos entienden nuestro ritual tal y como lo hacemos desde el primer segundo en el que decidimos confiar en nuestros corazones. Doy el puntapié inicial y te susurro al oído: estás segura? Tu respuesta no se hace esperar, es rápida, me conocés como nadie y estabas convencida que iba a preguntártelo: Claro, muy segura, siempre supe que eras el hombre que iba a convertirme en mujer! Y aquí estamos, tomados de la mano aguardando cumplir nuestro sueño, ese que nunca abandonamos desde el preciso instante en el que nos propusimos caminar juntos. Sólo resta que digamos: "Sí, queremos" y escuchar el aplauso general de todos los que se alegraron por vernos como marido y mujer.

//alex


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Últimos comentarios sobre este cuento

Fecha: 2011-12-22 04:02:06
Nombre: Martha Susana
Comentario: muuuuuuuy romántico, hermoso y un poco antiguo, no?