El bosque de mis recuerdos. Otros cuentos


El bosque de mis recuerdos

Autor: Cristina

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Cuento publicado el 08 de Septiembre de 2012


Abrí mis ojos cuando me dí cuenta de que esa humedad que allí se respiraba no era a la que yo estaba acostumbrada. Estaba soñando, o eso creía. Soñaba con un bosque, un bosque de altos árboles, de escasa luz y poco ruido. Cuando prestaba atención, podía escuchar el agua de un arrollo, el cantar de los grillos, los susurros de las ramas de los árboles e incluso el piar de esas inusuales aves que escondidas, lo observaban todo. En aquel bosque pude volver a respirar el aire puro y limpio que en las ciudades, la gente olvidaba. Cuando más disfrute allí, fue cuando empecé a recordar los momentos que pasé con mi padre de pequeña. Esas sonrisas que me sacaba cuando estaba triste, esos temas de conversación interminables, pero agradables. Todos esos recuerdos me agradaban; todo eso, en general. Hasta que por algún motivo, empecé a intuir algo diferente, algo feo, malo. Ahora no había ningún bosque tranquilo. Los pájaros estaban volando sin cesar, los animales corrían, como si algo les persiguiera, y efectivamente, el fuego. Lo había por todas partes, hacía calor y no sabía que hacer allí. Pensaba en que iba morir, no me salvaría de ese estruendo. Todo mi alrededor estaba lleno de fuego así que lo único que hice fue arrinconarme junto a un árbol, que sorprendentemente aún no estaba marchito, y esperar a que ocurriera algún milagro. Empecé a llorar y a toser hasta que de repente escuché gritos conocidos de mi nombre. Era mi padre, aunque me extrañó soñar con el a esas alturas del tiempo, ya que los años que habían pasado tras su muerte no eran pocos. Me llamaba a lo lejos, intentando encontrarme, pero yo ya no tenía fuerzas ni para gritar ni para moverme. Cerré los ojos y esperé a morir, ya que eso sería lo que pasaría. Mientras permanecía callada e inmóvil, escuchaba a mi padre, me nombraba, me decía que corriera, que me salvara… Al cabo de un par de horas, desperté y no había nada quemado, estaba en el mismo bosque en el que aparecí al principio de todo aquello. No comprendía por qué había ocurrido, por qué ese relajante bosque se convirtió en esa monstruosidad que, en la realidad mata a todo lo que se cruza en su camino. No entendía nada hasta que vi el espejo que rompí a los ocho años. Ahora lo comprendía todo… Cuando yo era pequeña, me iba a un bosque cercano a mi casa, a jugar en el arrollo o con los animales, pero un día en casa, rompí sin querer un espejo y creí que mamá se enfadaría, así que, sin idea de lo que pasaría, lo cogí y lo lancé lejos sin saber donde cayó. Cuando todo a mi alrededor se prendió de fuego, estaba tan asustada que me quedé donde estaba a esperar si cesaba, pero no lo hizo y cada vez había más y más fuego, hasta que no paraba de toser, por suerte mi padre vio el fuego y fue a ayudarme, atravesó el fuego, me cogió de la mano y salimos corriendo hasta que paró y me dijo que continuara sola. Esa fue la última vez que lo vi. Horas más tarde, el fuego desapareció…
Abrí mis ojos cuando me dí cuenta de que esa humedad que allí se respiraba no era a la que yo estaba acostumbrada. Estaba soñando, o eso creía. Soñaba con un bosque, un bosque de altos árboles, de escasa luz y poco ruido. Cuando prestaba atención, podía escuchar el agua de un arrollo, el cantar de los grillos, los susurros de las ramas de los árboles e incluso el piar de esas inusuales aves que escondidas, lo observaban todo. En aquel bosque pude volver a respirar el aire puro y limpio que en las ciudades, la gente olvidaba. Cuando más disfrute allí, fue cuando empecé a recordar los momentos que pasé con mi padre de pequeña. Esas sonrisas que me sacaba cuando estaba triste, esos temas de conversación interminables, pero agradables. Todos esos recuerdos me agradaban; todo eso, en general. Hasta que por algún motivo, empecé a intuir algo diferente, algo feo, malo. Ahora no había ningún bosque tranquilo. Los pájaros estaban volando sin cesar, los animales corrían, como si algo les persiguiera, y efectivamente, el fuego. Lo había por todas partes, hacía calor y no sabía que hacer allí. Pensaba en que iba morir, no me salvaría de ese estruendo. Todo mi alrededor estaba lleno de fuego así que lo único que hice fue arrinconarme junto a un árbol, que sorprendentemente aún no estaba marchito, y esperar a que ocurriera algún milagro. Empecé a llorar y a toser hasta que de repente escuché gritos conocidos de mi nombre. Era mi padre, aunque me extrañó soñar con el a esas alturas del tiempo, ya que los años que habían pasado tras su muerte no eran pocos. Me llamaba a lo lejos, intentando encontrarme, pero yo ya no tenía fuerzas ni para gritar ni para moverme. Cerré los ojos y esperé a morir, ya que eso sería lo que pasaría. Mientras permanecía callada e inmóvil, escuchaba a mi padre, me nombraba, me decía que corriera, que me salvara… Al cabo de un par de horas, desperté y no había nada quemado, estaba en el mismo bosque en el que aparecí al principio de todo aquello. No comprendía por qué había ocurrido, por qué ese relajante bosque se convirtió en esa monstruosidad que, en la realidad mata a todo lo que se cruza en su camino. No entendía nada hasta que vi el espejo que rompí a los ocho años. Ahora lo comprendía todo… Cuando yo era pequeña, me iba a un bosque cercano a mi casa, a jugar en el arrollo o con los animales, pero un día en casa, rompí sin querer un espejo y creí que mamá se enfadaría, así que, sin idea de lo que pasaría, lo cogí y lo lancé lejos sin saber donde cayó. Cuando todo a mi alrededor se prendió de fuego, estaba tan asustada que me quedé donde estaba a esperar si cesaba, pero no lo hizo y cada vez había más y más fuego, hasta que no paraba de toser, por suerte mi padre vio el fuego y fue a ayudarme, atravesó el fuego, me cogió de la mano y salimos corriendo hasta que paró y me dijo que continuara sola. Esa fue la última vez que lo vi. Horas más tarde, el fuego desapareció…
Ahora, 20 años más tarde, por fin he conseguido recordar lo que pasó con el bosque donde jugaba de pequeña y lo que pasó a mi padre.

//alex


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Últimos comentarios sobre este cuento

Fecha: 2012-09-08 07:54:10
Nombre: Tomi
Comentario: Enhorabuena Cristina. Tu segundo cuento. Sigue asi, mi niña.