Sin darme cuenta, producto del mismo estado anestésico del sueño, realicé mi rutina diaria con la misma precisión con la que un miembro de una sinfónica sigue las órdenes del maestro. Cepillarme los dientes, afeitarme y darme un baño no me llevó más tiempo de lo habitual, y es asà que luego de cambiarme, y masticar unas galletas viejas que quedaban en el tarro de la cocina, salà de mi casa 20 minutos antes de lo normal.
No me sorprendió que mi vecino de estacionamiento, todavÃa estuviera aparcado, puesto que él siempre salÃa antes que yo. Las calles, me resultaron, muy diferentes en el trayecto al trabajo. Ahora que lo pienso con los hechos consumados, es increÃble la diferencia que pueden hacer 20 minutos en el tráfico de la mañana.
No me resultó raro, ver el estacionamiento medio vacÃo, ni tampoco entendà porque todavÃa estaba en la garita de seguridad el guardia del turno noche. Llegué a tientas a mi escritorio porque todas las luces del segundo piso estaban apagadas.
Por curiosidad, más que por deseos de comenzar a trabajar, encendà mi ordenador. Por primera vez en el dÃa, comprendà que aún no eran las ocho de la mañana, al observar los numeritos de la parte inferior derecha de la pantalla. En esa extraña sensación de que habÃa perdido, o mejor dicho, me habÃan robado horas de sueño y libertad, tomé la decisión más estúpida de todas. Sabiendo el tiempo que tenÃa por delante, decidà entrar a husmear en la oficina del gerente.
La pulcritud de este hombre me exasperaba, todo estaba cuidadosamente acomodado, y para colmo, daba la sensación de estar donde debÃa estar. Salvo un solo papel. Un pequeño trozo de hoja tamaño A4, descansaba en el centro del escritorio. Mirando hacia todos lados, como si fuera a robar algo, tomé la nota y la desplegué para leerla. ContenÃa en su interior, una hoja de papel de fax, que indicaba una fecha, una hora y un lugar.
Cuan grande fue mi sorpresa al darme cuenta, que la fecha y la hora coincidÃan con exactitud con ese preciso momento, más el lugarÂ…el lugar estaba equivocado. No decÃa la oficina del gerente, sino mi propia oficina del otro lado del pasillo. Aunque me costaba respirar, y no podÃa salir del asombro, salà al pasillo y me dirigà a las zancadas a mi lugar de trabajo.
AllÃ, sentado detrás de mi propio escritorio, se encontraba el gerente general. Lo felicito Fernández, me dijo, valoro mucho la gente que tiene el don de la puntualidad. No podÃa creerlo, sin saberlo y casi de casualidad, habÃa conseguido llegar a tiempo a una reunión en mi propia oficina y con el gerente general.
Tome asiento, me ordenó, vamos a revisar estos gráficos. Abrió un maletÃn de cuero negro, el que llevaba siempre a todos lados y comenzó a desparramar hojas por encima del escritorio. Estimados de ventas, nuevos proyectos comerciales, evaluaciones de personal, nuevas lÃneas de inversión; uno a uno fue arrojando gráficos que jamás habÃa visto en mi vida, pero que extrañamente, llevaban mi firma.
Mirándome con su rictus más serio, me dijo, Fernández, lo tengo que felicitar por esta labor y espero que continúe trabajando de esta manera, puesto que la directiva de la empresa, por mi recomendación ha decidido nombrarlo Gerente de Operaciones Especiales, comenzando hoy mismo. En el primer cajón de su escritorio encontrará un detallado instructivo de las tareas que deberá realizar en sus nuevas funciones. Por supuesto que deberá hacer más gráficas como éstas. Su oficina será la que deja vacante el Sr. Pérez, quien ha solicitado el retiro voluntario que se hará efectivo hoy mismo.
El gerente general se levantó de la silla y antes de abandonar la oficina, me miró fijo y finalizó la reunión diciendo: Fernández, puede despertarse.
De manera simultanea, el despertador volvió a desplegar su sinfÃn de melodÃas. Me costó desenredarme de las sábanas para poder apagarlo. Mirando el display, corroboré que habÃa sonado, a la hora correcta. No pude evitar sonreÃr, por el sueño que acababa de tener. HabÃa parecido tan real.
Me levanté, me lavé los dientes, volvà a afeitarme y a bañarme, y salà de casa a la hora de siempre. Al llegar al trabajo debà dejar el auto afuera del estacionamiento porque ya no quedaban sitios disponibles. De camino a mi oficina, noté como todos me miraban y hacÃan comentarios a mis espaldas. Cuando bajé del ascensor en el segundo piso, una oleada de aplausos y ovaciones me dio la bienvenida. Una punzada de miedo, me atravesó el cuerpo cuando observé la placa de la oficina que pertenecÃa al Sr. Pérez. En letras doradas se leÃa, Luis Fernández, Gerente de Operaciones Especiales. El pánico, me invadió por completo, como pude enfilé hacia el ascensor, y al ver que demoraba, bajé rápidamente por las escaleras, saltando escalones de dos en dos. Al llegar a planta baja, pude ver por el vidrio que el Gerente General, bajaba de su Mercedes Benz, me oculté detrás de una columna y me apuré a salir ni bien entró al edificio con su comitiva.
Jadeando y sin valor para mirar atrás, corrà con todas mis fuerzas hacia la oficina de correo más cercana que quedaba a casi 3 cuadras del edificio. Entré a los tumbos y ya sin aliento le pedà a la persona que estaba detrás del mostrador un telegrama de renuncia.
Me extendió el papel, indicándome que me sentase en un costado para llenar los datos, cómodamente en un escritorio. Cuando le devolvà el formulario completo, me miró y me dijo: perfecto Sr. Fernández, puede despertarse.
El despertador volvió a desplegar su sinfÃn de melodÃasÂ…
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Últimos comentarios sobre este cuento
Nombre: RconR
Comentario: Si hubiera un genero para esto seria "surrealismo ficción" me encantan las historias que juegan con el tiempo y espacio.
Fecha: 2011-02-23 10:52:50
Nombre: walter pohl
Comentario: muy bueno.
Fecha: 2010-11-25 06:02:49
Nombre: Daniela
Comentario: Buenisimo , extremadamente original, no creo que nadie pueda imaginarse es final de este cuento, segui escribiendo !!!!
Fecha: 2010-10-18 06:53:21
Nombre: Abraham
Comentario: Hola Sebastián. Por supuesto que no habrÃa ningún problema. SerÃa un orgullo para mÃ. Lo que sà serÃa con 2 condiciones: la primera que me incluyas en los créditos y la segunda que me lo hagas llegar de alguna manera para que pueda verlo yo también. Saludos y Suerte...
Fecha: 2010-10-14 09:48:14
Nombre: Sebastian
Comentario: Hola me encanto tu relato, soy de uruguay habria algun inconveniente que lo usara para un cortometraje.
gracias y saludos
Fecha: 2010-03-02 17:43:02
Nombre: sebastian
Comentario: me gusta es el mejor pero el mejor de todos los cuentos que e leido megusta todo el incio nudo y desenlase es pero en contrar mucho cuento como este en esta pagina por que esta es la mejor pagina de cuentos
Fecha: 2010-02-08 16:05:20
Nombre: abraham
Comentario: muchas gracias. soy de la rioja y es la primera vez que publico algo.
Fecha: 2010-02-02 10:50:47
Nombre: julia
Comentario: es un buen cuento, quisiera saber si sos de bs. as. y si hay cosas tuyas publicadas
un abrazo
julia
Fecha: 2010-01-13 23:51:44
Nombre: jessica cuenca
Comentario: muy lindo cuento Abraham, me diverti leyendo.
lo voy a poner en mi deber de la u, obvio dandote los creditos.. esta chever.
saludos